viernes, 19 de abril de 2013
viernes, 12 de abril de 2013
miércoles, 10 de abril de 2013
Trabajo Practico Numero 1
Los
Kurdos: del nomadismo al Nacionalismo
Los kurdos son una nación sin estado que vive principalmente en las
montañas de Taurus al este de Anatolia (Turquía), en las regiones de Zagros y
Khorasan (Irán) y en el norte de Iraq.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiFx0zTIqhKtXWvHxN4EBnQfV9a-I6S7M6v6mFlaVKDaV6xpw9YmI3qPXvavNqf78uHCMCrzrmLl9ZNIbrdKld_8kHy9OIpXxQi0ZcipkRbpKLktZwvEeXvIRhJb4UC4fft5vS-7UQn6Rm-/s320/Dibujo.bmp)
Poblacionalmente se estima que, incluyendo las comunidades existentes
en Armenia, Georgia, Kazajstán, Líbano y Siria, suman más de treinta millones
de kurdos: el mayor pueblo del mundo sin estado propio.
Un Poco de Historia
Durante siglos los Kurdos fueron nómades en las planicies
mesopotámicas y en las zonas montañosas de Irán y Turquía, dedicados a la cría
de ovinos y cabras. Excepcionalmente han sido agricultores. Luego de la primera
guerra mundial, muchos de ellos se vieron obligados a trasladarse a zonas
urbanas, dejando atrás sus formas tradicionales de vida.
Considerados grandes guerreros ("kurdo" significa ´héroe
en persa), paradójicamente, han vivido siempre dominados. No obstante, los
kurdos gozaron de relativa autonomía tanto durante el Imperio Persa como al
principio del otomano. A partir del siglo XIX, no dejaron de sucederse las
rebeliones kurdas en demanda de mayor autonomía. Sin embargo, el feudalismo
tribal y la falta de un liderazgo común impidieron la creación de una
conciencia nacional mucho más temprana y contribuyeron a sofocar los numerosos levantamientos
kurdos que se produjeron en los últimos 200 años.
A pesar de que han ocupado el mismo territorio por más de 3 mil
años, nunca lograron un estatuto de autogobierno pleno y mucho menos la
conformación de un estado propio. El Tratado de Sèvres,
suscripto en 1920, que le otorgaba la autonomía al Kurdistán, nunca fue
ratificado por las superpotencias vencedoras de la primera guerra mundial. Le
sucedió, en 1923, el Tratado
de Lausana, que ya ni siquiera mencionaba ni al Kurdistán ni a los
kurdos. Después de la
Primera Guerra Mundial la región se sumergió en un proceso de
fragmentación y violencia, con la aparición de movimientos separatistas que se
levantaron en armas.
El pueblo kurdo es indoeuropeo y su sociedad es fuertemente
tribal. A pesar de haber sido islamizado por la dominación árabe, aún mantiene
fuertes tradiciones vinculadas con la religión mazdeísta de sus orígenes, como
la adoración por la naturaleza. El jeque es la máxima autoridad que aún hoy día
se reconoce -aunque ésta se ha desprestigiado en el seno de los grupos
urbanizados, debido al proceso de destribalización que significó su adaptación
a la vida de la ciudad-. En algunos casos, y aún cuando la ley no lo permita,
como en Turquía, los kurdos practican la poligamia.
La Relación con los Estados Opresores
La represión ha sido una constante en los países con población
kurda. Las matanzas y la destrucción de sus pueblos y ciudades, así como la
desaparición de miles de kurdos en operaciones militares, han obligado a casi
un millón de ellos a vivir lejos de su hogar.
En Turquía, el gobierno ha aplicado tradicionalmente políticas
discriminatorias con los kurdos, privándolos de su identidad -designándolos
como "turcos de la montaña"-, prohibiendo tanto su idioma (y
considerándolo como un dialecto derivado del turco) como algunas de sus
costumbres más características. Por su parte el gobierno iraquí implementó una
política de desplazamiento de sus poblaciones, generó confrontaciones armadas,
y en los 80 años llegó a lanzar armas químicas letales sobre poblaciones
enteras. En quince años hubo más de 400.000 kurdos muertos en Irak
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